miércoles, 3 de noviembre de 2010

La primera generación dorada



Cuenta Eduardo Alperín: "Era el 3 de noviembre y las 23.00 la hora señalada para comenzar a develarse la incógnita. A las 19.00 se abrieron las puertas. Hablar de un Luna Park repleto sería absurdo. Explotaba. No había espacio ni para un alfiler. Afuera, una muchedumbre no se resignaba a estar ausente del escenario. Sin televisión, sin radios portátiles, se sintió desvalida.
Algunos se agruparon en los bares aledaños para seguir las incidencias a través de las radios eléctricas puestas al máximo de sus volúmenes. Otros conformaron una suerte de tribunas junto a los accesos y sufrían, reían o cantaban de acuerdo con el informe de voluntariosos chasquis o como repercusión de los gritos provenientes desde adentro.
Tras un comienzo impreciso, en que los estadounidenses tomaron ventaja, llegó la tan ansiada recuperación al ajustar las marcas y mejorar en la ofensiva. Fue así que Argentina se quedó con el primer tiempo por un claro 36 a 24. Al promediar el segundo tiempo, la diferencia se acortó. Fue entonces que se produjo el ingreso del santafesino Hugo del Vecchio. Sus veloces entradas desequilibraron a los rivales. Sus 14 puntos y el goleo de Oscar Furlong (distinguido como el mejor jugador del torneo) condujeron a una definición amplia de 64 a 50, que desató la apoteosis.
Sí, fue la noche inolvidable. Más allá del triunfo por 64 a 50 y del título, porque constituyó el puntapié inicial para una etapa resplandeciente del básquetbol argentino. Fue la noche que selló definitivamente la unión del Luna Park y el básquetbol".

Hoy se cumplen 60 años del primer título mundial de un seleccionado argentino en un deporte grupal. Integraban el plantel:
OSCAR FURLONG
ROBERTO VIAU
RICARDO GONZALEZ
VITO LIVA
LEOPOLDO CONTARBIO
OMAR MONZA
JUAN CARLOS UDER
ALBERTO LÓPEZ
RUBEN MENINI
HUGO VENTURI
RAUL PEREZ VARELA
HUGO DEL VECCHIO
JORGE NURÉ
ALBERTO LOZANO
IGNACIO POLETTI
PEDRO BUSTOS
Años después, la Revolución Fusiladora les impidió volver a representar a la Argentina por haber aceptado el regalo de un auto de parte del gobierno del General Perón. Una más - aunque no la mayor - de las injusticias que el gorilismo trajo a nuestras tierras.
¡Salud campeones!

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