viernes, 27 de agosto de 2010

Viva la radio



Cuenta Ulanovsky: “Susini tenía registro de barítono y engoló la voz como en su cabeza debía imaginar que debía hacerlo un locutor y no como alguien que ingresaba en la bocina de la historia. “Señoras y señores: la Sociedad Radio Argentina les presenta hoy el festival sacro de Ricardo Wagner, Parsifal, con la actuación del tenor Maestri, el barítono Aldo Rossi Morelli y la soprano argentina Sara César, tocos con la orquesta del teatro Costanzi de Roma, dirigida por el maestro Felix von Weingarten”. (…)
El equipo, de tan precario, parecía estar atado con piolines. El único micrófono que se pudo conseguir para tomar los ruidos del ambiente era uno para sordos y había sido ubicado en el paraíso del teatro Coliseo. El transmisor que desde sus humildes 5 vatios volvía a pelear como en la guerra, quedó instalado en la azotea del edificio; los alambres para las bobinas, los transformadores, los condensadores eran elementos muy difíciles de conseguir, pero ese 27 de agosto todo estuvo y funcionó como debía. La antena se colocó entre el teatro y la cúpula de la casa de Cerrito y Charcas”.
Aquellos “locos de la azotea” lo habían hecho. Fue hace exactamente 90 años. Y desde entonces, la “onda marconigráfica”, la “broadcasting”, o simplemente la radio, llenó el aire e invadió los oidos argentinos. Un invasor irrespetuoso y mágico, que maravilló y sigue maravillando a generaciones. Por aquello de que “los oídos no tienen párpados”, solo quedó escuchar…
Así pasaron Niní Marshall, Luis Sandrini, las grandes orquestas, Los grandes del buen humor, Juan Carlos Mareco, Pepe Iglesias, “Mordisquito”, los radioteatros, Fioravanti, las noches de boxeo, Cacho Fontana, Guerrero Marthineitz, José María Muñoz…
En los treinta y pico de años que la radio me acompaña, le doy gracias personales por Alejandro Dolina, Lalo Mir, Víctor Hugo Morales, Héctor Larrea, Antonio Carrizo, Quique Pesoa, Betty Elizalde Jorge Guinzburg, Carlos Abrevaya, Adolfo Castelo, Eduardo Aliverti, Mario Pergolini, la Negra Vernaci, el “Loco de la Colina”, Tom Lupo, Fernando Peña, Matías Martin, Juan Pablo Varsky, Andy Kusnetzoff, Sebastián Wainraich, las poesías en la voz de Omar Cerasuolo, los ritmos nuestros con Marcelo Simón, los tangos presentados por Lionel Godoy, el heavy trasnochado del Ruso Verea, los blues que regalaba Bobby Flores, Jorge Lanata y su Hora 25, los cuentos relatados por Alejandro Apo, el aire fresco de las FM “truchas”.
Y gracias también por dejarme asomar, aunque sea un instante, aunque sea desde un lugar ínfimo, a toda aquella magia…



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