jueves, 12 de mayo de 2011

Orinar agua bendita



Aunque algunos políticos locales nos den a diario lecciones de republicanismo y de moral cívica, lo cierto es que en democracia la tarea pasa – gracias a Dios – por ver quien cuenta más votos el día de las elecciones.
Han sido reiteradas las críticas que recibió el kirchnerismo por su sistema de alianzas: que los barones del Conurbano, que los “gordos” de la CGT o los “flacos” de la CTA; que el apoyo de y a ciertos caudillos provinciales ultra-conservadores. Recientemente varios se escandalizaron con el apoyo a Cristina Fernández expresado por el ex carapintada Aldo Rico o por la alianza que el gobernador de La Rioja hiciera con el ex presidente Carlos Menem.
Pero lo cierto es que nadie orina agua bendita. Así lo demuestra el pragmático candidato radical Ricardo Alfonsín, quien negocia una alianza en la provincia de Buenos Aires con Francisco De Narváez, aún contra la opinión de otros potenciales aliados como el Partido Socialista de Hermes Binner y el Gen de Margarita Stolbizer. No pesan sobre el hijo del fallecido mandatario radical el recuerdo de que el empresario colombiano-argentino fue financista de la campaña de Menem en 2003, y hasta designado ministro de Desarrollo Social del ex presidente en caso de haber alcanzado su tercer mandato en aquellos comicios. O sus alianzas con Mauricio Macri o con Eduardo Duhalde. O sus negocios poco claros con Daniel Vila y José Luis Manzano. O las complicaciones que pudo haber tenido con la Justicia en una causa de la cual ya ni nos acordamos. Lo único que cuenta es que el “Colorado” fue capaz de vencer en el mayor distrito del país al ex presidente Néstor Kirchner y al aparato del PJ hace apenas dos años: nada menos.
Más desapercibidas parecen pasar las negociaciones que en Salta el radicalismo entabla con el diputado y ex candidato a gobernador Alfredo Olmedo. Seguramente no se han sopesado en ese caso sus expresiones trogloditas en contra del matrtimonio igualitario, su concepción reaccionaria a favor de la restauración del servicio militar obligatorio, su carácter de millonario sojero a expensas del Estado provincial, o las denuncias en su contra por explotación de trabajadores en sus fincas aceituneras en La Rioja. Nada de eso. Salió segundo en las elecciones en Salta, en las que obtuvo el 25% de los votos. Ese sólo dato alcanza para sumarlo al frente “progresista” ideado por Alfonsín y sus adláteres de la UCR.
Es que con la democracia todavía no sabemos si “se come, se cura y se educa”. Pero lo que sí es seguro es que cada dos años hay que contar los votos. Y en eso, a veces, hay que andar muy bien del estómago. Aunque algunos parezca que orinan agua bendita.

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