jueves, 27 de octubre de 2011

Un año sin Kirchner



Fue el fuego “difícil de apagar”, como dice Galeano.
La pasión desbocada, la convicción militante.
La valentía, la rebeldía frente a los conceptos establecidos, frente al “no se puede”, frente a los poderes fácticos nacionales e internacionales.
El recuperador de la dignidad para los trabajadores, para los jubilados, para los más humildes.
El batallador contra la impunidad. Por memoria y por justicia, esa justicia tan esquiva en las últimas décadas.
El luchador por la unidad sudamericana. Nuestra Patria Grande.
No lo voté, pero lo aplaudí desde la plaza ese 25 de mayo de 2003, cuando se asomó al balcón. A la plaza a la que volví un año después, a juntarme con el pueblo que celebraba el aniversario de la patria.
Hace un año me mezclé entre los miles y miles que pasaron por la Casa Rosada para despedirlo, en una madrugada interminable, ignorante de que tiempo después esa geografía me sería más familiar.
Hoy vi las flores y las fotos en la puerta de Balcarce y me volví a emocionar, como aquella vez. Y volví a pensar: “Gracias, Néstor”.

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