Flor obrera soy, silvestre de espumas.
Cuando el tren se va miro en las vías la luna,
pensando tal vez mi pago encuentre fortuna.
Soy el que quedó en medio’los ranchos.
Guacho del fiao a mate y guiso inventado.
Hambre y rebelión fueron creciendo en mis manos.
Soy el olvidao, el mismo que un día
se puso de pie tragando tierra y saliva,
camino hacia el sol para curar las heridas.
“El olvidao”. Duende Garnica
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