Todos sabemos los males (y los bienes) que hay en estos pagos. Pero a veces no está de más recordarlos.
viernes, 8 de octubre de 2010
El anti-maradonismo como forma del anti-peronismo y del anti-latinoamericanismo
"(...)Parece ser que algunos europeos aún les duele que ese arrogante sudaca haya abandonado los potreros y se le ocurra se ídolo. Y lo notable que Maradona es ídolo en países del tercer mundo donde el fútbol no es asunto de masas, recordemos las protestas callejeras en Bangladesh por la exclusión de Diego del mundial del 94. "El placer de derribar ídolos es directamente proporcional a la necesidad de tenerlos" nos recuerda Galeano.
Y a pesar de que Carlin me enseñó en su novela "El Factor Humano" como una proeza deportiva logró mover millones de corazones a la reconciliación, ahora me dice que en otro lugar esos millones de corazones son el motor hacia el subdesarrollo de un pueblo y llama a los argentinos a negarse a sí mismos y olvidar el valor de un chaparrito gordinflón que demostró que los pueblos subdesarrollados podemos, a veces, vencer al imperio. Carlin pide dejar a un lado al jugador que logró humillar a los ingleses que años antes arrebataron y humillaron la soberanía de una nación. ¿Acaso cuando algo nos mueve a los latinoamericanos siempre es al camino erróneo?".
El que escribe estas líneas no es un peligroso bloguero K, radicado en algún oscuro barrio del Conurbano bonaerense, sino un periodista mexicano. Que lo entiendan Carlin (el que no tiene empacho de contradecirse en cuestión de meses, como bien señala el Emo), Pierini, El País de España, Clarín, La Nación, Lanata, y demás cipayos y gorilas locales: cuando tocan al Diego y a Perón, nos tocan a todos.
Juira, maulas.
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