Todos sabemos los males (y los bienes) que hay en estos pagos. Pero a veces no está de más recordarlos.
sábado, 27 de febrero de 2010
Tilingos
Ay, Clarín, Clarín...
Dice Don Arturo: "El tilingo es al guarango lo que el polvo de la talla al diamante. O la viruta a la madera. Producto de un exceso de pulido, o de la garlopa que se pasa. Es la diferencia que hay entre tomar el vaso “a la que te criaste” y tomarlo entre las puntas del índice y el pulgar y con el meñique apuntando a la distancia.
Pero digamos que en el guarango está contenido el brillante y también la madera para el mueble. En el tilingo nada. En el guarango hay potencialmente lo que puede ser. El tilingo es una frustración. Una decadencia sin haber pasado por la plenitud.
(...) Tilingos y guarangos unidos contra los guarangos terminan por mezclarse y se vuelven contra el país que no es guarango ni tilingo. Y esa es la explicación psicológica de algunas revoluciones, cuyas raíces son económicas y sociales pero utilizan estos instrumentos, porque los que manejan el país desde afuera saben cuáles son nuestros puntos débiles".
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