miércoles, 24 de agosto de 2011

Con la música a otra parte



Alguna vez alguien me contó una anécdota sobre él. Corrían los años ’70, plena primavera camporista, y todo el mundo andaba alborotado. Florecían las agrupaciones políticas y también las culturales. Y si ambas se reunían, mucho mejor. En una de ellas, se había decidido formar una asociación de músicos peronistas. Pero era tal marea y la cantidad de advenedizos que querían colarse en el flamante movimiento, que un día el Chango bajó una consigna clara a los participantes:
-Muchachos, colgamos una guitarra en la entrada. El que la pueda afinar, que entre; el que no, que se vaya a otra parte.
El Chango Farías Gómez era un militante peronista. Pero por sobre todas las cosas fue un músico del carajo. Obsesionado con las distintas expresiones que derivaban de la música popular. No le gustaba el término folklore, por sonarle arcaico, mientras que él sostenía que la cultura popular estaba viva, aquí y ahora.
De familia musical y santiagueña por antonomasia. Fundador de los míticos Huanca Hua, también supo volar pronto desde allí y formar el Grupo Vocal Argentino, hasta forjar su propio nombre en la música argentina. Tal vez su obra cumbre haya sido M.P.A. (Músicos Populares Argentinos), ese seleccionado en el que formaba junto a Peteco Carabajal, Jacinto Piedra, Verónica Condomí y el Mono Izaurralde. Tuve la oportunidad de verlos, cuando se volvieron a reunir por la convocatoria del Chango, en un ciclo en el Megafón de la calle Piedras. Raly Barrionuevo reemplazaba felizmente a Jacinto, que había partido demasiado pronto. Pero la magia de aquel grupo vanguardista permanecía intacta.
Siempre fue por más, transgrediendo límites y purismos academicistas. Después vino La Manija, el disco “Chango Sin arreglo” (justo él, uno de los más brillantes arregladores de la música argentina), la producción del disco de Mercedes Sosa para los alemanes. Y también sus devaneos políticos, entre el peronismo, el menemismo, el PRO, su retorno a las fuentes. Su puesto en la Legislatura porteña, desde el que promovió los feriados de carnaval, hoy consagrados a nivel nacional.
Se nos fue el Chango Farías Gómez. Con su voz rasposa, su exquisito gusto musical y sus ganas de seguir experimentando con los sonidos y los ritmos hasta el infinito. Parafraseando a la zamba del Cuchi y Castilla, que magistralmente interpretaba, a partir de hoy, en esa música irá al viento, machadito, el Chango.




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